El día era tan estúpidamente aburrido y sus
horas tan jodidamente lentas, no sabía si seguir emborrachándome o comenzar a
escribir de nuevo –Escribir- ese mal vicio que mis padres se empeñaron tanto en
que yo lo dejara, la verdad que tengo vicios aun peores. El recuerdo fresco de
la primera vez que mencione a mi familia mi deseo de ser escritor.
-¿Qué?, escritor
¿Y de que vas a vivir?
-De mis letras.
- Las letras no
llenan el estomago, no compran carros de lujo, ni casas bonitas.
- Las letras
llenan vacios.
- De escritor
solo te vas a morir de hambre.
Ya había pasado mucho tiempo desde aquel
momento, este día no creo que pudiera dar para más así que busque mi máquina de
escribir, empolvada como un baúl en un ático, la limpie lo mejor que pude y
comencé de nuevo con aquel mal vicio que mis padres se empeñaron tanto en que
yo lo dejara.
-
Se escribe para llenar vacios –
algo que había leído hace algún tiempo-
-
Escribir los versos más
horrorosos, procura mas felicidad que leer los versos más hermosos.
Si se escribe
para llenar vacios, yo era un hoyo negro, y de verdad que escribo muy mal,
basándome en estas dos frases decidí comenzar a escribir.
Nunca he
asistido a algún taller de literatura, la verdad es que ni siquiera sabía que
existían, deje de escribir por un tiempo para dedicarme a cosas que no me
satisfacían completamente, esto es lo que quiero hacer, escribir, no será el
último intento que haga, jugare mis cartas y apostare todo, no me acostumbraría
a ser un robot.
Con esto hago
explicito mi deseo de escribir poesía para el resto de mi vida, es lo que
verdaderamente me llama, lo que me excita y corrompe, es una necesidad y quiero
ser bueno haciéndolo, por este motivo nunca me daré por vencido, una verdadera
revolución se empieza con educación.
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